Cultivando el bien: Nuevo programa de reparto de alimentos de Lifespan Local
Un nuevo programa está echando raíces: uno que combina el acceso a los alimentos, la educación y la sostenibilidad bajo la luz del cultivo. La granja hidropónica de Lifespan Local en Blossom House está poniendo a prueba un programa de reparto de alimentos que pretende nutrir tanto el barrio como los sistemas que lo sustentan.
"Los objetivos principales del programa hidropónico siempre han sido la educación y la donación", afirma Izzy Becker-Uncapher, gerente de la granja. Cada semana, se cultivan y cosechan productos frescos (albahaca, cebollas verdes, col china, lechuga y cilantro) para distribuirlos entre 80 y 140 familias a través de la red de alimentos para familias y amigos de Lifespan. Además, la granja organiza jornadas de trabajo voluntario, talleres de jardinería y clases educativas en las que se enseña a niños y adultos a cultivar alimentos mediante sistemas hidropónicos.
Jornadas de voluntariado
Talleres de jardinería
Clases educativas
El programa de alimentos compartidos es una nueva rama de este trabajo, que ofrece a los miembros de la comunidad la opción de comprar una caja semanal de seis productos frescos -más o menos el equivalente en coste a comprar en una tienda de comestibles local- con el 100% de los ingresos destinados a las operaciones de la granja para que Lifespan pueda seguir cultivando alimentos frescos para el barrio de Westwood. "Tiene un precio asequible para garantizar el acceso, y cualquier ingreso nos ayuda a mantener el trabajo de donación y educación", explica Becker-Uncapher.
El programa se ha diseñado intencionadamente para que sea accesible a todos los miembros de la comunidad que quieran participar. "Está ahí si lo necesitan, y cada pequeña ayuda contribuye a estabilizar las operaciones de la granja para que no dependamos totalmente de los donantes", señala Becker-Uncapher.
Las recogidas tienen lugar todos los miércoles en Blossom House, donde los visitantes se encuentran en un vibrante centro de actividades: campamentos infantiles, clases de cocina y sesiones de asesoramiento suelen tener lugar bajo el mismo techo. Becker-Uncapher espera que el reparto de alimentos siga creciendo junto con otros programas comunitarios, hasta llegar a 30 participantes.
Para Becker-Uncapher, el proyecto va más allá de los productos frescos. "La jardinería ayuda a curar el agujero del corazón humano", afirma. "Crea bienestar mental, une a la gente y nos reconecta con el origen de nuestros alimentos".